Kin y Uh, los dioses mayas del Sol y la Luna cruzan la puerta del Templo de las Siete Muñecas para anunciar las siembras
Por Martha López Huan
La hierofanía, que es manifestación de lo sagrado, se registró en todo su esplendor en la zona arqueológica de Chichén Itzá con la llegada de la Serpiente Lunar y el Kukulcán Solar al Castillo, este 28 de marzo de 2021, tal como calculó el astrónomo y matemático yucateco Eddie Salazar Gamboa.
La magia surgió desde las 3 de la madrugada cuando empezaba el descenso de la Serpiente Lunar, flanqueada por Júpiter y Saturno a la izquierda y Escorpión a la derecha.
“El descenso significa que es tiempo de preparar la tierra para esperar la temporada de lluvias e iniciar la siembra, es como si la Serpiente Lunar bajara a fertilizar la tierra, igual que el dios maya Kukulcán”, manifestó don José Antonio Keb Cetina, custodio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien lleva más de 20 años observando los astros y el firmamento.
Por la tarde, de 15 a 17 horas, se registró otra hierofanía en el Castillo de Chichén Itzá o para ser precisos una teofanía: el dios maya Kukulcán llegó serpenteante ante decenas de turistas que aplaudieron el hermoso fenómeno de luz y sombra que regala dos veces al año el astro rey.
Para Eddie Salazar Gamboa, la llegada puntual de la Serpiente vestida de plata significa que los mayas sí tenían un Calendario Lunar, al igual que otras culturas milenarias.
Gracias a Uh, la Serpiente apareció esplendorosa a las 4:59 y así estuvo varios minutos.
“La Luna estaba tan hermosa y gigante que debió ser todo un espectáculo verla pasar por el Templo de las Siete Muñecas”, dijo el matemático, quien lleva una larga trayectoria como catedrático del Instituto Tecnológico de Mérida.
Igual que en Chichén Itzá, Eddie Salazar calculó el fenómeno astronómico registrado este 28 de marzo en Dzibilchaltún, donde Kin apareció esplendoroso a las 6 de la mañana y en punto de las 18 horas, Uh, la Luna marcó con su luz ventana y puertas del Templo de las Siete Muñecas.
“Esos fenómenos son bellos y también marcan la siembra de las cosechas al pasar por la puerta central de ese Observatorio”, aseguró.
El astrónomo yucateco finalmente agradeció a don José Antonio Keb Cetina por captar con precisión los fenómenos arqueo astronómicos en Chichén Itzá.